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ANTENOR ÁLVAREZ - SITIAL DE ANTONIO VIRGILIO CASTIGLIONE

Antenor Álvarez

 Por Antonio Virgilio Castiglione

  Antenor Álvarez nació en Santiago del Estero el 2 de mayo de 1864. Era hijo de Juan Francisco Álvarez y Brígida Santillán Guardo. Fueron sus hermanos Francisco, Mercedes, Manuel y José.

D. Antenor fue nieto, por vía paterna, de Manuel Álvarez, y por vía materna, de Felipe Santillán Gramajo. Su padre era un agricultor con una importante finca en el departamento Silípica, denominada “Santa Rosa”.

Egresado en la primera camada de bachilleres del Colegio Nacional (1883), estudió medicina en la Universidad de Buenos Aires, donde se graduó de médico en 1893.

Contrajo matrimonio el 1 de abril de 1897 con su prima Delia Santillán Palacio [1] y tuvieron seis hijos: Delia Brígida, Antenor (h), Gregorio Santiago, Juan Carlos, María Margarita y Roberto.

            El Dr. Álvarez tuvo una vida intensa hasta su fallecimiento, y posee un impresionante currículum vitae: fue médico de policía (1893), médico forense o de Tribunales (1894), médico de sanidad del Ejército, diputado provincial y presidente de la Cámara de Diputados (1895), presidente del Consejo de Higiene (1895), senador provincial por Silípica (1898), presidente del Senado (1898 y 1903), diputado nacional (1904/1908), senador nacional (1909/10), convencional constituyente provincial (1903 y 1911) y presidente de la Convención (1911), presidente del Consejo de Educación, fundador y presidente del Colegio de Médicos (1922).

Fue profesor de Higiene Profesional en la Escuela de Artes y Oficios, delegado del Departamento Nacional de Higiene para estudiar el paludismo, delegado a la Conferencia Nacional sobre la Lepra.

Fue representante de la Liga Argentina contra la Tuberculosis. Su plan resultó exitoso pues provocó la definitiva desaparición del paludismo en la ciudad. La mortalidad del año 1902 fue de: 126 casos; en el año 1903: 13 casos; en el año 1904: 1 caso; en el año 1905: 2;  en el año 1906: 1; y en los años siguientes: ninguno. Gracias a sus planes, también disminuyeron otras endemias por obras cloacales, irrigación racional, pavimentos, etc.

            Es obra suya, como legislador, la ley que autorizó la construcción del Hospital “Independencia”. También hizo aprobar leyes para construcción de cloacas domiciliarias y filtros de depuración.

Comisionado por el Instituto Geográfico Militar Argentino en 1914, efectuó un estudio completo de la climatología, flora, fauna, salubridad, geografía y aguas minerales de la provincia.

Fundó la Cruz Roja Argentina Santiago del Estero (1920) y fue su presidente. Fundó la Escuela de Enfermeras de la Cruz Roja (1922).

Fundó la Liga contra el Tracoma en el Norte argentino, y fue su presidente; elaboró el plan de defensa contra el tracoma en el Norte argentino y redujo a casi 0 (cero) la morbilidad por tracoma. En algunas localidades había hasta 62% de escolares infectados.

En 1929 la Academia Nacional de Medicina lo incorporó como uno de sus miembros, siendo el primer médico del interior del país en obtener tan alta distinción. 

            El 3/03/1912 fue elegido gobernador de la Provincia, siendo candidato del Unión Nacional, contaba con 48 años de edad, y asumió el día 28/10/1912.

            “Tocóle al Dr. Álvarez reconstruir y abrir derroteros en la administración, ajustando todo con fuertes garfios la desarticulación institucional y administrativa. Recibía una provincia con todos los resortes de la autoridad moral aflojados, no obstante los esfuerzos de los anteriores gobernadores Palacio y Argañarás. Al comienzo su gobierno se desenvolvió en circunstancias tan difíciles, con confabulaciones continuas y tenaces de camarillas. Y mientras en el llano se debatían todas esas pasiones, el gobernante trabajaba en el afán de reconstruir y realizar la obra de verdad y de progreso” [2].

            Entre los actos de su gobierno merecen destacarse los siguientes:

El 12/12/1912, se le otorgó a Añatuya el rango de ciudad, decisión tomada en razón del adelanto comercial, industrial poblacional y edilicio de esa ciudad. En 1913 se reformó la ley de venta de tierras públicas, se creó el taller de imprenta en la cárcel pública, se fundaron centros urbanos, y se pusieron en funcionamiento las obras de cloacas y filtros depuradores. El 26/06/1913 inauguró el Tiro Federal de La Banda.

El 18/07/1913 fundó la Estación Simbolar. El 12/12/1913 fundó Estación Vilmer. En 1914 sancionó la ley de Colonización y fomento de colonias agrícolas. Elevó el proyecto de Código de Procedimientos Civil y Comercial.  

            El 27/08/1914 creó en La Banda la Estación Experimental, para la enseñanza de la agricultura. El 16/09/1914 creó la Comisión Municipal y la biblioteca de Clodomira. El 22/11/1914 la Sociedad de Beneficencia fundó el Asilo Rivadavia, para albergar a mendigos.

El 9/07/1915 fue inaugurado el cuartel del Regimiento 18 de Infantería. También en 1915 inauguró el alumbrado público con lámparas en cada esquina.

El 28/06/1915 creó la Biblioteca “9 de Julio”. El 27/10/1915 creó el escudo de la Provincia. El 5/05/1916 se fundó el Park Lawn Tennis Club.

El 25/05/1916 inauguró la Escuela del Centenario. El 23/07/1916 inauguró el canal a Villa San Martín.

Construyó defensas en el Río Dulce, consistentes en espigones sumergibles de piedra, para proteger al Parque Aguirre y a la ciudad de los avances del río.

Fundó las estaciones de FFCC Ardiles, Palo Negro, Ing. Ezcurra, Árraga y Girardot. Refaccionó el Hospital de Caridad y construyó los mercados de Frías e Icaño.

Durante su mandato como gobernador se fundaron 106 escuelas, se levantaron 24 edificios escolares, se sanearon ciudades y campos y se fomentó la colonización agrícola y ganadera.

Se dictaron leyes sobre colonización agrícola y pastoril.

Creó el Museo de Ciencias Naturales, luego Museo Arqueológico.

            Con la asunción del Dr. Álvarez como gobernador parece evidente el advenimiento de una política de mayor concordia dentro del Estado, decía “El Liberal”, que comentando el mensaje del primer magistrado, expresó: “fue prescindente en la elección de senador, como en las directas que se realizaron más tarde. La neutralidad en política fue su propósito primordial y lo ha cumplido”. “Era evidente” – decía el periódico – “que se estaba en presencia de un hombre, no solamente bien intencionado sino con una gran capacidad de trabajo y una inteligencia superior”.

Esta gestión de gobierno le dio mucha importancia a la agricultura, tanto es así que la superficie total sembrada en la provincia, sea en maíz, trigo, alfalfa, algodón, girasol, caña de azúcar, vid, etc., aumentó de 172.729 hectáreas, en el año 1908, a 236.540 hectáreas, en el año 1914. Destacamos que en el año 1915, en la evolución del PBI, el de la provincia ascendía al 1,50% del de la Nación, siendo entonces el mejor relación de la historia provincial, ya que a partir de 1945 (1,47%) comenzó su inexorable descenso, hasta situarse en el 0,80%, en el año 2006.

            La gobernación del Dr. Álvarez (1912/1916) coincidió con la 1ª Guerra Mundial (1914/1918). Se cerraron los mercados europeos para la exportación de los productos de nuestra provincia, se frenaron las inversiones extranjeras, especialmente las inglesas, en el área de ferrocarriles. Es por ello que, por ejemplo, la producción de durmientes para las redes, sea de trochas ancha o angosta, bajaron de 2.038.935 unidades (en el año 1912), a 1.834.139 (en 1913), a 511.749 (en 1914) y a 352.708 (en 1915).

            El 28 de julio de 1948 el Dr. Álvarez falleció en Santiago del Estero.

El Dr. Antenor Álvarez como Estadista

Al Dr. Álvarez todos lo recuerdan como sanitarista por su acción contra el paludismo y el tracoma. No están equivocados, pues como médico se preocupó por la salud de su pueblo.

Como legislador nacional gestionó ante el gobierno nacional las partidas presupuestarias para construir el Hospital Independencia, que fue el más grande y moderno de su tiempo, equiparado entonces al de San Petersburgo, en Rusia.

            Pero también le preocupaba la educación de su pueblo. Cuando el 3/12/1903 asumió la presidencia del Consejo de Educación dijo: “pondré todas mis energías e indulgencia para mejorar la suerte de cincuenta mil niños que vagan en el dilatado territorio de mi provincia abandonados en la más absoluta ignorancia y barbarie”. Y cuando fue gobernador construyó 130 escuelas en cuatro años.

            En 1915 hizo sancionar la ley que creaba 50 nuevas escuelas, disponiendo se les otorgara los nombres de los congresales de 1816, de los firmantes de la Autonomía en 1820 y de los santiagueños más ilustres de la guerra de la Independencia.

            En 1894, Santiago tenía 93 escuelas, en 1904 tenía 179, y en 1914 tenía 403. En un estudio efectuado del número de escuelas con relación  al número de alumnos, en 1914 nuestra provincia tenía 75 niños por cada escuela. 

            Finalmente, otra faceta de él que no ha sido analizada: la de protector  del medio ambiente. Hoy, en el siglo XXI se habla de la protección del medio ambiente, se dictan leyes protectoras, se recurre al Defensor del Pueblo, etc.

Hace más de 100 años el Dr. Álvarez destacaba la importancia de los árboles y los bosques. En 1903 hizo que 1.000 niños plantaran cada uno un pequeño árbol y que lo cuidara, en lo que sería el futuro Parque Aguirre. De esa manera estaba inculcando a los niños la importancia del árbol, plantarlos y cuidarlos.

Cuando analizaba la defensa de la población en contra del paludismo, destacaba la importancia de los bosques que circundaban las ciudades, pues ellos evitaban que los vientos trajeran los mosquitos a los centros urbanos.

Y cuando estudió la riqueza forestal de la provincia, decía que “es inmensa. Sus bosques seculares cuentan con maderas de construcción, ebanistería, mueblería … Por hoy, la explotación se limita únicamente a durmientes, postes, leña y carbón. La explotación y aprovechamiento racional de la industria maderera está en su comienzo, esbozándose únicamente lo que puede alcanzar su desarrollo en el porvenir, y es acto de previsión administrativa fomentar su desenvolvimiento en beneficio de la economía general del país, por medio de una legislación apropiada, a la vez que garantice la industria forestal, conserve y cuide los bosques, impidiendo la destrucción de los árboles jóvenes, protegiendo su crecimiento y ordenando su explotación en los períodos de su completo desarrollo”.

Hay que destacar que 67 años después la Provincia, y 75 años después la Nación, legislaron lo que el Dr. Álvarez había advertido en 1918. Era, lo que se dice, un visionario.

En la reforma de la Constitución provincial de 1986 se incluyó la norma del art. 62, que estipula que “el bosque será protegido con el fin de asegurar su utilización racional. La provincia promoverá el aprovechamiento integral de los bosques teniendo en cuenta la necesidad de supervivencia, conservación y mejoramiento de las especies, la reposición y la reforestación. 

En la reforma de la Constitución nacional de 1994, se incluyó la norma del art. 41º, que establece el derecho de todos los habitantes a un  ambiente sano; que el daño ambiental generará prioritariamente la obligación de repararlo. Las autoridades proveerán a la protección de este derecho, a la utilización racional de los recursos naturales y a la preservación del patrimonio natural. 

En diciembre de 2007 se promulgó la ley nacional nº 26.331, conocida como ley de bosques, que contiene los presupuestos mínimos de protección ambiental de los bosques nativos.

Debemos advertir que Santiago del Estero tiene, en el año 2006, el mayor índice del país en relación con la pérdida de bosques nativos: 821.293 hectáreas entre 1998 y 2006.

Su lucha contra el paludismo y el tracoma

Si bien su labor como médico e higienista comienza mucho antes de su labor gubernativa, explicaremos su obra quizás más importante para con la comunidad.

El Dr. Álvarez combatió el paludismo y el tracoma con tanta simplicidad y efectividad, que derrotó ambas enfermedades. No sólo que las erradicó, sino que su enorme tarea fue reconocida mundialmente. En Santiago del Estero mucha gente desconoce esa titánica obra.

            Según el censo de paludismo del año 1902, sobre una población urbana de 11.409 habitantes existían 8.243 enfermos de paludismo (3.562  varones y 4.681 mujeres), dando un porcentaje general de 72,3% de enfermos (31,2% de varones y 41,1% de mujeres), y un promedio de 88,1% de enfermos en la inmediaciones del foco palustre. Y del total de las personas que fallecían, el 55% moría por ese motivo. ¡Él eliminó esa enfermedad!.

Para que tengan una idea de la trascendencia del problema, ¿se imaginan una población de hoy de 300.000 habitantes, y que 216.900 santiagueños padezcan fiebre palúdica? Y pocos saben que una eminencia europea de la época, Giuseppe Sanarelli [3], escribió en octubre de 1924 una carta al Dr. Álvarez manifestando que el plan por él ideado para Santiago del Estero, era el más perfecto jamás diseñado en el mundo para combatir esa enfermedad.

Siguiendo sus recomendaciones, el gobierno de 1903 creó el Parque que luego se denominó “Aguirre”. Era intendente Andrés A. Figueroa. Se convocó a 1.000 niños escolares, y cada uno plantó un eucalipto.

Conmueve pensar que el mayor flagelo sanitario de la historia argentina, la fiebre amarilla que costó la vida de 14.000 porteños durante la presidencia de Domingo F. Sarmiento, podría haberse evitado con el mismo simple y genial plan del Dr. Álvarez. En efecto, la oportuna parquización de La Boca y San Telmo habría acabado con los esteros donde desovaba el mosquito vector de esa enfermedad que sembró tanta muerte y pánico en aquella época.

            En el caso del tracoma, pocos saben también que en Santiago del Estero, un promedio del 17% de la población estaba afectada por esa enfermedad, que a nivel de chicos de edad escolar llegaba al 33% (el informe elevado a la Nación de diciembre de 1935 dice que sobre 3.721 casos examinados, 1.261 padecían de tracoma). Esta enfermedad de los ojos, con granulaciones exuberantes y abundante supuración, traída por los inmigrantes, llevaba inexorablemente a la ceguera.

El Dr. Álvarez elaboró un plan, lo puso en marcha. Consistía en que las propias maestras de las escuelas les colocaran gotas en los ojos a los niños todos los días. Álvarez supervisó personalmente el plan, combatió la enfermedad y la eliminó. En un Congreso de Oftalmología llevado a cabo en El Cairo (Egipto), destacaron ese plan y recomendaron su aplicación en todo el mundo.

Elogios para su gestión

            “Antenor Álvarez realizó una tarea gubernativa digna de su capacidad científica, de sus vinculaciones nacionales y del renombre conquistado en actividades políticas e intelectuales”. “Todas estas realizaciones -se refería a las obras de gobierno- prestigiaron este período gubernativo, impregnado del culto espíritu del Dr. Álvarez” [4]. 

            “Desde 1912 a 1916 ocupó la primera magistratura el Dr. Antenor Álvarez, caracterizándose ese período por el progreso general, sobre todo en lo educacional” [5].

“El Dr. Antenor Álvarez, ya en 1916, señalaba el riesgo del deterioro ecológico que producía la acción de los obrajes forestales, lo que demostraba un pensamiento de avanzada que no estaba generalizado entre quienes lo antecedieron ni quienes lo sucedieron” [6].

“Desde 1918, al concluir el mandato de Antenor Álvarez, se observa una mengua en la capacidad de gestión de los gobernantes, tanto ante los gobiernos nacionales como ante la propia población provincial” [7].

            “El Dr. Antenor Álvarez, hombre honesto a carta cabal, vivió dignamente en su retiro familiar con los suyos, no reclamó posiciones ni formuló reproches. Fue una figura consular” [8].

            Alfredo L. Palacio, cuando le dedicó su libro“El dolor argentino”, escribió: “Para el Dr. Antenor Álvarez, figura consular en la noble Santiago del Estero”.

            “En Santiago del Estero, ha sido un médico, sin carácter oficial, quien ha combatido el tracoma denodadamente: el Dr. Antenor Álvarez, ex gobernador de la Provincia, publicista eminente y miembro de la Academia Nacional de Medicina.

            “Si ese hombre extraordinario que a los setenta años vive consagrado al bien público, con un desinterés admirable, se le hubiera dado los recursos necesarios, habría desaparecido el tracoma en Santiago del Estero.

“En 1927, el ilustre profesor Ernesto Fusch (médico personal de la reina de Inglaterra), visitó Santiago del Estero, comisionado por el Departamento Nacional de Higiene, para estudiar la conjuntivitis granulosa. Se había puesto en duda la existencia del tracoma. Fusch la comprobó en sus formas más graves, en la Escuela del Centenario, la mejor de Santiago del Estero, que se halla en  centro de la ciudad donde apareció un 17% de tracomatosos en los grados superiores quinto y sexto, que da siempre un porcentaje mejor que el de los grados inferiores”.

            “De acuerdo con las observaciones del profesor Fusch, el Dr. Antenor Álvarez organizó la lucha contra el tracoma en las escuelas de Santiago del Estero, con resultados apreciables, dado la exigüidad de recursos con que contó”.

            “El Dr. Álvarez pidió la cooperación de las maestras en la asistencia social de los niños, en presencia de la terrible enfermedad de la conjuntivitis granulosa, que se desarrollaba extraordinariamente”.

            “Si la salud se quebrantaba por la acción de una endemia, dijo el sabio santiagueño, debe haber un pensamiento de solidaridad para combatir el flagelo, máxime cuando es tan terrible como éste que puede llevarnos a la ceguera, con todo el cortejo de sus miserias. Un pueblo de ciegos es un pueblo de mendigos, pobres y miserables” (apreciaciones formuladas por Alfredo Palacio en la pág. 70,acerca de la acción filantrópica y científica en la lucha contra la endemia del tracoma que azota a la provincia de Santiago del Estero).

Carta de Da. Francisca Jacques (Buenos Aires, 2 de diciembre de 1929).

Dr. Antenor Álvarez

Mi eminente amigo: ya se ha realizado la mitad de mi sueño a su respecto: es Vd. miembro de la Academia de Medicina!

Ahora me falta la otra mitad: que sea el primer premio Nobel de nuestra patria. Lo espero, por más que la tendencia de esos jurados es hacia el europeismo. Lo felicito con entusiasmo. Francisca Jacques

Sus gestiones ante el gobierno federal

En julio de 1905, siendo diputado nacional, Álvarez gestionó ente el ministro de Obras Públicas de la Nación, Alfredo Orma un refuerzo presupuestario para la construcción del canal Tuama a Loreto. La Nación accedió y envió $ 45.000.-

En julio de 1905 gestionó exitosamente ante el Dr. Malbrán el envío de sueros para prevenir la peste bubónica.

            Fue el autor de la ley nacional que dispuso de los fondos nacionales para construir del edificio de la Escuela del “Centenario de la Revolución”, y obtuvo los subsidios para concluir la obra de la Biblioteca Sarmiento, el Colegio de Belén y el Asilo de Huérfanos.

Más:

“Desde el Consejo de Educación, el Dr. Antenor Álvarez creó en 1903 la Inspección Médica Escolar, la Plaza de Ejercicios Físicos, el Museo Escolar Central, estaciones meteorológicas y la Escuela de Telegrafía. Además, intensificó el estudio sobre la creación de escuelas rurales, consideradas por él como una necesidad primaria y organizó el archivo del Consejo desde 1868 a 1903. Potro tópico que le preocupó a Antenor Álvarez fue la destrucción del bosque santiagueño: pregonó desde circulares dirigidas a todas las escuelas, la defensa del bosque y la crítica a la explotación forestal que destruía poblaciones y los recursos de la provincia”.

Fuente: “Historia de las revistas culturales”, de Héctor Daniel Guzmán, Ed. Bellas Alas, 2015, pág. 44).

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[1] Su esposaDelia Santillán Palacio nació el 7/02/1875, descendía de distinguidas familias del medio. Era hija de Gregorio Santillán Gondra, que fuera gobernador de la Provincia, y de Delia Palacio Santillán. Por vía de los Santillán, era sobrina de Mariano Santillán Gondra y prima de José Domingo Santillán Palacio, ambos también gobernadores de la Provincia. Y por vía de los Palacio, era nieta de Santiago Palacio, hermano de Agustina Palacio de Libarona, la “heroína del Bracho”. O sea que ella era su sobrina nieta.

[2] Lugones Vieyra, Rainerio: “Un año de Gobierno del Dr. Antenor Álvarez (1912/1913)”, publicado en “La Libertad”, fundado el 07/11/1913.

[3] Giuseppe Sanarelli (1864/1940), médico, bacteriólogo y científico italiano,  catedrático de higiene en las Universidades de Bolonia y Roma, rector de la Universidad de “La Sapienza” (Roma, en 1922), y Senador del reino de Italia. Cabe mencionar que “La Sapienza” es la Universidad más grande de Europa, creada en el año 1303.

[4] Alén Lascano, Luis C.: “Historia de Sgo. del Estero”, 1996, pág. 484 y 488.

[5] Gargaro, Alfredo: “Historia Argentina Contemporánea” (1862-1930), Vol. IVº, Historia de las Provincias, pág. 418, Ateneo.

[6] Tasso, Alberto: “Ferrocarril, quebracho y alfalfa”, Alción, 2007, pág. 195.

[7] Tasso, Alberto: obra citada, pág. 175.

[8] Castiglione, Virgilio J.: “50 años de política, instituciones y gobernantes”, El Liberal, suplemento de 1948, pág. 173.

AMALIO OLMOS CASTRO - SITIAL DE ALBERTO TASSO

Amalio Olmos Castro (1885-1947)

Estadístico, sociólogo, defensor de los derechos

Alberto Tasso

En estas páginas refiero lo que sé de Don Amalio Olmos Castro. En el curso de los años fui conociéndolo a través de sus escritos, descubriendo los valores de su trabajo y la conveniencia de ponerlos de relieve, mediante oportunas re-ediciones, o un relato. Eso intentaré en esta reflexión, hilvanando algunos recuerdos de lectura.

Cito la referencia más temprana, del Censo Nacional de 1895: Amalio Olmos tiene 10 años, sabe leer y escribir, y concurre a la escuela de Piedra Blanca, Departamento Fray Mamerto Esquiú, en Catamarca. Dos renglones antes, el cuadernillo registra a Amelia Castro, 35, casada, sabe leer y escribir, posee bienes raíces, de profesión costurera. En la columna “Nº de hijos que ha tenido” responde “5”, pero sólo hay cuatro en el hogar: Ramón 13, Amalio 10, Roberto 8 y Petrona 16.[1]

Esto nos habla de una familia “acomodada”, teniendo en cuenta su capital educativo, la propiedad inmobiliaria, y los apellidos. Los Olmos nos conducen al irlandés Elmtree, que tradujo su apellido en la ciudad de Córdoba, en el siglo XIX.[2] El mismo Amalio nos contará más tarde las redes de su familia en varias provincias.[3]

Un padre y un hijo ausentes. Una mujer muy joven a cargo del hogar. Relaciono este aspecto con las varias intervenciones de Olmos Castro a favor de los derechos de las mujeres. Amelia Castro de Olmos falleció el 7 de julio de 1942, en Catamarca, a los 83 años. Amalio escribió entonces una conmovida semblanza de su madre: “Tuviste para cada uno una frase de consuelo, un acto de caridad para el necesitado y una palabra amable para los indiferentes”. Luego sigue una oración de San Agustín, y el imprimatur concedido por el Obispo José Weimann sugiere que fue publicado como estampa.[4]

Teniendo en cuenta que uno de sus grandes aportes fue remozar el sistema estadístico de registro de los hechos vitales, importa saber cómo y dónde se formó. Pocos días después del terremoto de San Juan, sabiendo que dos bibliotecas se habían derrumbado, dona algunos ejemplares de sus libros y escribe: “He vivido muchos años en San Juan, donde desempeñé el cargo de Director Provincial de Trabajo, Estadística General y Archivo de la Provincia”.[5]

En 1923, teniendo 38 años, se radica en Santiago del Estero. Cinco años después presenta al gobierno de Santiago Maradona un cálculo de la tasa de natalidad basándose en cifras que ha obtenido por su cuenta, y agrega que esa serie no se está llevando en la provincia. El sistema estadístico provincial, que tuvo un período de notable desarrollo en la primera década del siglo, había decaído, y Olmos Castro asumió la tarea de restaurarlo.

En 1935, durante el gobierno de Juan B. Castro, fue designado director General de Estadística, Registro Civil y Trabajo, cargo que desempeñó hasta 1946. En esos 11 años de labor intensa realizó 49 publicaciones, que incluyen anuarios estadísticos, recordaciones históricas, la vivienda obrera, investigaciones sobre ciegos, educación agropecuaria, y especialmente una serie referida a las leyes de trabajo, desde la jornada de 8 horas al trabajo nocturno, el trabajo de las mujeres, y en especial de las empleadas domésticas.

El propósito de esta semblanza excluye el análisis de esa enorme producción, pero permite la mención de algunos momentos destacados en la gestión de Olmos Castro. Uno de ellos fue la visita del senador nacional Alfredo L. Palacios a nuestra provincia, buscando fundamentos empíricos a su proyecto de ley de comedores escolares. Sus viajes despertaron mucha expectativa dada la relevancia que ya entonces tenía su trayectoria pública, y fueron acompañados por numerosas voces de aliento; recordemos, entre otras causas, su apoyo a la ley de sufragio femenino.

 La primera provincia que visité fue Santiago del Estero, regazo de misterio y de leyenda, el más característico de los pueblos de la República, que vive lejos del Atlántico y de los Andes, adentrado, como dice Rojas, en el corazón de la República...[6]

 Palacios se entrevistó con Antenor Álvarez, ex-gobernador, médico y estudioso de notable trayectoria, que en ese momento tenía 70 años y presidía la Cruz Roja, a quien llama “figura consular de aquella provincia”. También destaca la labor de Amalio Olmos Castro, Director de Trabajo, “dignísimo funcionario de Santiago del Estero” y transcribe partes del informe que preparó a su pedido sobre la situación de los trabajadores. Encomia la labor de José F. Castiglione, “que ha realizado una tarea inteligente y tesonera en favor de los niños”, a la sazón presidente del Consejo General de Educación y de la asociación Los Amigos de la Educación. Menciona también al diputado (Antenor) Ferreira, al profesor Domingo Maidana, al coronel Augusto Pereyra, y a muchos otros funcionarios, sin omitir maestras.

Ese mismo año de 1937 una intensa sequía afectó a varios países del continente americano y a las provincias del noroeste argentino, siendo muy intensa en Santiago del Estero. La pérdida de tres cosechas sucesivas y la mortandad de la mayor parte del stock ganadero provocaron una hambruna generalizada en la numerosa población rural, ya afectada por desnutrición y enfermedades endémicas. Olmos Castro realizó una prolija estimación de la magnitud de las pérdidas provocadas en el sector agropecuario por departamento, y su valor económico. Una de sus sugerentes comprobaciones se refiere al descenso de la natalidad ese año, un signo de la gravedad de la crisis.

En los años siguientes profundizó sus estudios sobre las condiciones de vida y trabajo de hacheros y colonos. “El Trabajo” (1942) es un hito en la literatura local, rica por su base empírica, y muy aguda en la interpretación del cuadro social de la provincia.

En 1945, un año antes de su alejamiento de la administración pública de la provincia, publica “Una vida al servicio del público”, una suerte de informe de gestión, donde recopila informes técnicos, cartas y propuestas, acompañados de unas pocas opiniones de otros autores sobre su obra. Se trata, evidentemente, de una autobiografía confeccionada a la manera de un collage. Cuando lo publicó tenía 60 años, una vida lograda, y deseaba dejar un testimonio.

Vale la pena referir que un año antes había tenido lugar una de sus más decididas actuaciones, durante la cual su prestigio y sus capacidades fueron cuestionados. Tras la revolución del 4 de junio de 1943, el nuevo gobierno dispuso la intervención federal de la provincia, a cargo de Brito Arigós. Su ministro de Gobierno, Coronel Alfredo Depetris, dispuso una investigación sobre los obrajes, haciendo eco de numerosas denuncias. Como Director de Trabajo, Olmos Castro realizó inspecciones en obrajes de los departamentos Moreno y 28 de Marzo, y encontró numerosas irregularidades. Instruyó sumarios y aplicó multas a más de diez obrajes, entre ellos Ottavia, de Enrique Compagno. Esta empresa era habitualmente presentada como un modelo de organización social, tutelado por empresarios extranjeros, progresistas y paternales. El informe de Olmos Castro mostraba otra realidad: “la explotación inicua y permanente que se hace a los obreros santiagueños en el obraje del que tanto teme por su reputación social, pero que no ha vacilado en mantener durante 37 años en la mayor miseria a cientos o miles de obreros”.

Los empresarios reaccionaron ante el Estado y la prensa. Compagno solicitó al Ministro del Interior de la Nación que ordenase suspender la publicación de la Memoria de la Delegación Regional de Trabajo y Previsión, en la que aparecía el sumario instruido por Olmos Castro en su visita al establecimiento. Un diario le disparó gruesa artillería editorial,[7] y se objetó su capacidad para entender en materia de leyes laborales, ya que no era abogado. Dos meses después, el nuevo interventor Pascual Semberoiz escucha esas voces y Olmos Castro es separado del cargo mediante una reforma del organigrama: él queda a cargo de la Dirección de Estadística y Registro Civil, y un abogado es designado en la nueva Dirección de Trabajo.

Ana Teresa Martínez interpreta este conflicto como un enfrentamiento entre las leyes del trabajo que impulsa el proto-peronismo, y el capital material y simbólico de los obrajeros. Sostiene también que estaba en discusión el lugar de un nuevo tipo de Estado, autónomo al momento de aplicar la ley, y no subordinado a la presión del interés económico. Pero ese Estado, dice la autora, era débil, y fue colonizado como campo burocrático.[8]

Olmos Castro no ha ahorrado críticas al control feudal de la mano de obra, y es el más preciso, si no el primero, en definir estas formas de patronazgo capitalista[9] o post-colonial. Describe los mecanismos de control patronal, las estrategias para pagar menos a los obreros –o directamente no pagarles- a través de los contratistas, o para apropiarse de las indemnizaciones de salud a través de abogados inescrupulosos.

Sus informes muestran que ha visto los rostros y conocido situaciones que ofenden su sentido de la justicia. Describe técnicamente, con tono sociológico, citando casos de personas y familias a partir de encuestas y entrevistas. Cabe citar que presidió la Junta Honoraria de Investigaciones Sociológicas, creada por su iniciativa mediante Decreto de la Provincia de Santiago del Estero Serie A Nº 1 del 13-1-1943. Por esto es que lo vemos como un claro precursor de la sociología en la tradición más reciente: como Durkheim en Francia, y Latzina en nuestro país, se basa en la estadística.

Perro además del sociólogo vemos al difusor de una buena causa, y al bibliotecario. En el curso de su gestión, Olmos Castro donó doce bibliotecas a otras tantas ciudades de la provincia. Tuve oportunidad de conocer la que existe en la Biblioteca Bernardino Rivadavia de Frías: un mueble equipado con literatura que en buena parte él mismo había editado. Deseaba que las leyes del trabajo estuvieran al alcance de todos, y para eso había que acercarlas a los lectores.

Ahora bien, este hombre actualizado en técnicas y procedimientos estadísticos, de gran capacidad de observación y fino pensamiento sociológico, no tenía título universitario. Sin embargo, a través de su producción que publicaba en revistas de muchas ciudades, fue reconocido en un rango verdaderamente académico: en junio de 1943 la Universidad Nacional de la Plata lo designó miembro correspondiente de su Consejo de Seguridad Social.

Aunque en sus últimos años de honroso desempeño fue sometido a un vendaval de interesadas críticas, muchos no dudaron en mantener su nombre en alto. Veamos cómo lo describe un periódico de Añatuya:

 Las delicadas funciones que Don Amalio Olmos Castro desempeña desde hace tiempo, han encontrado en él al hombre que a fuerza de talento y de extraordinaria capacidad de trabajo, ha sabido imprimirles el sesgo que necesitaban para servir los intereses de la clase trabajadora de la provincia. Su incansable actividad, y la constante preocupación que demuestra por el fiel cumplimiento de las leyes obreras en el dilatado territorio santiagueño, lo han colocado en el pedestal del reconocimiento público, labrándose por sus cabales una reputación solidísima de funcionario capaz y de inquebrantable línea de conducta; de hombre para quién no existen intereses creados, ni privilegios que respetar, cuando de llevar los beneficios de la justicia y de la equidad al elemento obrero se trata. Porque se la sabe así y porque la obra que viene realizando es de aquellas que no admiten discusiones por su innegable eficacia, es que se lo respeta y admira. Todo lo que ha podido influir directamente en la suerte del proletariado santiagueño empezando por la publicación de las leyes cuya difusión era necesaria para su conocimiento y terminando por sus reiterados consejos a las autoridades rurales y delegados departamentales, a fin de que aquellas sean siempre una realidad a la provincia, lo ha llevado a cabo con un celo y dedicación realmente ejemplares. De ahí que no se pueda menos de brindarle sin regateos, el aplauso que merece su actuación como Director de uno de los organismos de mayor importancia del mecanismo gubernamental.[10]

 Creo que la vida de Amalio Olmos Castro representa a un tipo social notable. Se trata del intelectual orgánico -en el sentido que le dio Antonio Gramsci a esta expresión, queriendo decir que se encuentra inserto en la organización burocrática o en otras instituciones relevantes de la sociedad- que no ha perdido la sensibilidad social. Agregaré que combina el saber técnico y científico con la acción política, lo que de algún modo lo coloca ante el clásico dilema que planteó Max Weber. Son visibles las dificultades que se presentan en nuestra provincia en la construcción del espacio público de la defensa de los derechos de sectores sociales populares, o subalternos. Sabemos que Amalio Olmos Castro las vivió intensamente, pero también que no cejó en su empeño y respondió al ideario que lo guiaba con enorme dignidad. La tarea que él impulsó de modo ejemplar no ha concluido.

  

Nota

 Alberto Rodolfo Tasso nació en Ameghino (Provincia de Buenos Aires) en 1943. Residió en Junín y Buenos Aires, y desde 1970 en Santiago del Estero. Estudió sociología (UCA, 1972) y es doctor de la UBA, área historia (FFyL-UBA, 2002). Trabajó en oficinas del estado nacional en Buenos Aires, La Plata y Santiago del Estero. Fue profesor adjunto por concurso en la FFyL-UNT (1984-1988), y profesor asociado ordinario por concurso en la UNSE (1979-2009). Actualmente es investigador adjunto en el CONICET (1991-2009). Ha tenido actividad periodística en diarios y revistas de Junín, Buenos Aires, Tucumán y Santiago del Estero, y en revistas literarias y académicas de Argentina, Brasil, México y España. Asistió a los talleres de Demetrio Urruchúa en Buenos Aires, Álvaro Izurieta en Unquillo, Córdoba, y Alfredo Gogna en Santiago del Estero. Expuso cuadros, libros y objetos en diez muestras individuales y colectivas. Desde 1974 publicó seis libros de poesía, dos de narrativa y cinco de investigación social e historia. En 1997 obtuvo el primer premio de la Revista El Duende, de Jujuy, por su libro La Jornada del Cazador. Integra la Antología de Poesía del Noroeste, siglo XX, compilada por Santiago Sylvester, editada por el Fondo Nacional de las Artes, 2004. Su novela “El informe de la seca” recibió la primera mención en el Concurso de Novela Corta Bienal 2008 organizada por el Consejo Federal de Inversiones. Con Pablo Tasso dirige el sello Barco Edita. Es presidente de la Fundación El Colegio de Santiago, director de la Biblioteca Amalio Olmos Castro, y socio de la Biblioteca Sarmiento. Desde 2003 a 2007 fue Delegado del Fondo Nacional de las Artes en Santiago del Estero, ad honorem. Tiene 65 años y cuatro hijos.

 

[1] La Iglesia de los Santos de los Últimos Días compila hace años censos de todo el mundo: http://pilot.familysearch.org/recordsearch/start.html#start consulta en línea, 30-9-09.

[2] SÁBATO, Ernesto: Sobre héroes y tumbas. Buenos Aires, Emecé, 1964.

[3] OLMOS CASTRO, Amalio: “Árbol Genealógico de la familia Olmos, desde el año 1780 hasta 1943”. Edición del autor, Santiago del Estero, 1945. Cfr. Biblioteca 9 de Julio.

[4] OLMOS CASTRO, Amalio (1945): Una vida al servicio del público. Santiago del Estero. Pp. 140-141.

[5] Op. cit. pp. 239-240.

[6] PALACIOS, Alfredo: “Informe”, Diario de la Cámara de Senadores, 4ª a 7ª reunión, 3ª sesión ordinaria, 15, 16, 22 y 24 de junio de 1937, pp. 11-287.

[7] “La ‘denuncia’ como atraco aparentemente legal”. El Liberal, 21-11-43.

[8] MARTÍNEZ, Ana T.: “Obrajes, leyes del trabajo y prácticas políticas. Las luchas por la construcción del Estado en el proto-peronismo. Santiago del Estero, 1943-1945”. Revista Andina, Nº 44, Cusco, 2007. pp. 117-141.

[9] Tema que más tarde retomará Hebe Vessuri. Cfr. “Tenencia de la tierra y estructura social en Santiago del Estero”. Tesis doctoral, London School of Economics, 1971.

[10] Noticias, Edición extraordinaria, Añatuya, Enero 1943.

Nueva Comision Directiva de la Academia de Ciencias y Artes de Santiago del Estero.

Con mandato 2019-2021: 
 
Presidente: Dra María Adriana Victoria. 
Vice-presidente 1º: MSc. Ing. Pedro E. Boletta. 
Vice-presidente 2º: Dra. Hebe Luz Ávila. 
Secretario: Dr. Antonio Virgilio Castiglione. 
Pro-Secretario: Dr. José Togo. 
Tesorero: Mg. Ing. Castor López. 
Pro-Tesorero: Dr. Ricardo Aznárez. 
 
Vocales
1º, Dr. Raúl Jorge Lima; 
2º  Dr. Ing. Dante C. Fiorentino; 
3º, Dra. Ing. Ana María Giménez Mosca; 
4º Dr. Alberto Tasso.
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